Historia de Nuestro Santuario




Nuestra Capilla nació ya hace algo mas de 5 años, el 26 de Diciembre de 2004.
Esta ubicada en las calles Héctor Guidi y Allende en Remedios de Escalda, Lanus Este.
Pertenecemos a la parroquia Santa Inés, siendo nuestro párroco el Pbro. Néstor Marcelo Sailer. .
En la primer Misa celebramos la colocación de la piedra fundamental, siendo presidida por Monseñor Jorge Bazan.
A partir de ese momento sin duda el Espíritu Santo soplo sobre la comunidad. Al principio solo eran unas pocas personas que asistían a misa los sábados a la tarde. Lentamente fue creciendo el número de fieles, a medida que se conocía de su existencia.
De esta forma nos convertimos en la 2da. Capilla en el país que lleva el nombre de Ntro. Santo, siendo la primera la que se encuentra en San Juan en la ciudad de Bermejo y la primera en la Provincia de Buenos Aires.
En los comienzos solo contábamos con un saloncito, pero al final del primer año fue necesario comenzar a pensar en agrandarlo, ya que sábado tras sábado se hacia pequeño para todos los que nos visitaban.
No tardo mucho tiempo para que la Capilla abriera sus puertas también
los días 19 de cada mes, ya que miles de peregrinos, se hacían presentes a venerar al Santo, a realizar sus ruegos o dar sus agradecimientos por las gracias obtenidas.
La generosidad de estos peregrinos y de los miembros de la comunidad permitió agrandar ese primer salón y darles a las personas algo más de comodidad, a la vez que durante el mes de julio de 2008 se comenzó a realizar la obra de construcción de la casa de San Expedito.
Hoy no solo están las bases, sino que a poco más de 1 año y medio se erigen las paredes y asoman lo que serán sus campanarios. Así mismo el crecimiento abrupto de los fieles que llegan de todos los lugares de la zona sur, como así también de diversos lugares de la provincia de Buenos Aires hizo necesario construir una gruta donde los peregrinos puedan encender sus velas como acto de fe y piedad.
También se concluyó con la construcción del salón de reuniones del Grupo Scout y de Catequesis. De igual manera el salón para la Santería comienza a ser un hecho.
Al mismo tiempo fuimos creciendo espiritualmente y antes de cada misa se reza el Santo Rosario, al igual que un sábado al mes se realiza la adoración al Santísimo Sacramento. La catequesis de iniciación y la formación de grupos comienza a hacerse realidad. La idea de Santuario comienza a ser mas fuerte entre los peregrinos.
Hacia acá queremos ir........

Historia de San Expedito


Nuestro santo habría sido armenio, se desconoce su lugar real de nacimiento, es probable que haya sido la localidad de Metilene, que es también en donde sufre su martirio. Otra posibilidad es que fuera oriundo de Roma, y enviado en misión militar a Metilene. Esta ciudad fue construida en el Siglo II por el emperador romano Trajano. Armenia fue una de las primeras regiones en recibir las enseñanzas de los apóstoles Judas Tadeo, Simón y Batoloméo; y lugar de innumerables persecuciones a los cristianos. En este país se derramó la sangre de muchos mártires, entre ellos San Expedito y San Pantaleón.
San Expedito era contemporáneo de Santa Filomena y San Jorge y vivió a principios del siglo IV. Nuestro santo era un militar del Imperio Romano que tenía a su cargo toda una legión a las ordenes de Dioclesiano, emperador que años más tarde lo mandaría a matar. Expedito era jefe de la 12ª Legión Romana conocida como "Fulminante", establecida en Metilene, sede de una de las provincias romanas da Armenia. Militar de carrera, tenía más de seis mil hombres a su cargo, y había recibido el estricto entrenamiento militar de las legiones del César, comprometido con la defensa del imperio y sus leyes. Se cree que su nombre deriva de “Expedici”, que era un tipo de formación militar romana ligera y veloz; seguramente nuestro santo se inició en una unidad de este tipo y de allí deriva su apellido.

Milagro en batalla
Las legiones eran poderosas unidades militares dispersas a lo largo y ancho del imperio, con unos siete mil soldados de infantería cada una y apoyadas también por caballería. Expedito estaba a cargo de la Legión “Fulminante”, con el título de Tribuno, equivalente al rango de General de División. Las milicias romanas habían recibido de Diocleciano el decreto ordenando la persecución de los cristianos, que se oponían a profesar la fe politeísta oficial del imperio. La pena era la muerte, y en particular era la pena de flagelación y decapitación para los funcionarios del imperio, militares o civiles, que se convirtieran al cristianismo.
La legión de Expedito estaba basada en Armenia y tenía como misión principal luchar contra los pueblos bárbaros de la zona de Armenia y Turquía. Habían luchado mucho tiempo pero habían agotado las provisiones de alimentos y agua en tierras que estaban infectadas de enemigos. Enfrentaron una vez más la batalla sin tener las fuerzas para hacerlo. Expedito les habló, trató de levantar sus espíritus una vez más, pero no logró nada. El enemigo estaba cada vez más cerca, y sin fuerzas, alimentos ni bebida, nada podía hacerse.
Los soldados romanos habían visto muchas veces lo que hacían los cristianos cuando enfrentaban la muerte que ellos mismos les prodigaban: elevaban sus brazos al cielo y pedían ayuda a su Dios. Y la leyenda decía que ese Dios muchas veces escuchaba sus pedidos y oficiaba milagros. Para sorpresa de Expedito, sus soldados empezaron a elevar sus brazos al cielo y rogar a ese Dios único de los cristianos del que ellos habían escuchado hablar. Las tropas enemigas se sorprendieron porque nunca habían visto a una Legión Romana completa elevando sus brazos al cielo y rogando a Dios en pleno campo de batalla. Se detuvieron extasiados, sin comprender lo que ocurría. En ese momento el cielo se oscureció y precipitó un vendaval de viento y agua que cubrió a soldados y bestias, transformando el lugar en confusión. La Fulminante se recompuso y aprovechando la situación volvió a salir victoriosa de la batalla.
La conversión y muerte de Expedito
Muchos de los soldados de la legión se convirtieron al Cristianismo de inmediato, felices de haber testimoniado el Poder del Dios Único. Expedito no comprendía lo que ocurría, su corazón estaba tocado por la fortaleza de ese Dios que se había acordado de sus hombres, y de él mismo. Dios lo estaba llamando, pero su puesto en la milicia romana no era compatible con tal conversión, lo esperaba la muerte en caso de desafiar la autoridad del Emperador. Los hechos llegaron a los oídos de Dioclesiano, que preocupado envió ordenes para que se detenga esa revuelta militar, de soldados romanos convertidos al cristianismo.
Expedito dudó y dudó, postergó su decisión una y otra vez. Muchos de sus propios soldados se habían unido a Jesucristo, a la fe de los cristianos. Su corazón no se decidía entre los apegos a las glorias humanas, a su carrera militar, y el llamado que indudablemente recibía desde lo alto. Pero cierto día Expedito fue tocado por la Gracia de Dios y recibió la Luz Divina. Este episodio cambiaría para siempre su vida, convirtiéndose al cristianismo, cueste lo que cueste.
Conmovido por los hechos vividos e inspirado por el Espíritu Santo, Expedito resuelve un día cambiar su vida y convertirse al cristianismo. Entonces se le apareció el espíritu del mal en la forma de un cuervo. El cuervo le gritaba ¡cras...cras...!, palabra latina que significa "mañana...mañana". Esta decisión déjala para mañana, le decía el cuervo. ¡Espera por tu conversión! Pero San Expedito reaccionó enérgicamente aplastando al cuervo con su pie derecho mientras exclamaba Hodie... Hodie... Hodie (que en latín significa Hoy... Hoy... Hoy...). ¡No dejaré nada para mañana, a partir de hoy seré cristiano!
El circo romano había sido creado para demostrar el poder del Imperio, irónicamente había producido el efecto contrario, al difundir el cristianismo más y más. Cuando Expedito se convirtió al Cristianismo comenzó a proteger a los mártires que eran devorados por los leones en el circo. Para Dioclesiano esto era inadmisible, un general a cargo de una Legión del Imperio se atrevía a desafiar su decreto Imperial. Se ordenó el arresto y el interrogatorio de Expedito y sus más cercanos soldados y amigos, convertidos a la fe de Cristo, por aquellos que hasta poco tiempo atrás eran sus compañeros de milicia.
El 19 de abril del año 303 de nuestra era, por orden del Emperador Diocleciano, nuestro santo fue sacrificado en Melitene, sede de una de las Provincias Romanas en Armenia junto con sus compañeros de milicia. La pena fue de flagelación y la decapitación. Su sangre regó aquellos primeros siglos de la Iglesia, junto a la de tantos otros mártires.